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Comportamiento (1918) por Henry Rutgers Marshall

COMPORTAMIENTO

Si el uso se basa correctamente en la etimología, la palabra comportamiento puede aplicarse a cualquier cambio observado en un objeto dado, bajo ciertas condiciones más o menos claramente observables. Así, el físico bien puede hablar del comportamiento de los rayos X en presencia de un campo magnético; y el químico está justificado al decirnos que "El comportamiento de las sales nitrosas de las aminas es digno de atención". Nos referimos así a características de lo que llamamos mundo objetivo.

Sin embargo, la palabra se aplica tan comúnmente a los objetos y a animales vivos que esta aplicación se suele dar por sentada en el lenguaje cotidiano (lenguaje-corriente). Pero debe notarse que al emplearlo con esta referencia restringida, todavía hablamos de características observables en el mundo objetivo con las que también tratan el físico y el químico. Estamos tratando ciertos aspectos de la biología que es una ciencia objetiva. En este sentido emplearé la palabra en lo que sigue.

Ahora, al estudiar la vida animal, observamos varios tipos de comportamiento. En un extremo notamos lo que llamamos comportamiento reflejo o instintivo, según nos parezca más o menos simple; esto aparece como la reacción relativamente inmediata a un estímulo dado. En el extremo opuesto, descubrimos un comportamiento altamente complejo que es vacilante y no inmediato.

El biólogo estudia ambos tipos de comportamiento en todas las formas de vida animal; en los animales superiores y en el hombre, y en ambos casos de manera bastante objetiva. Los estudia en todas sus formas y relaciones. Los analiza y, en relación con algunas de sus formas, observa, entre otras cosas, su relación con la actividad nerviosa, y establece así una ciencia especial de la neurología. Observa en relación con ciertas otras formas su relación con las reacciones químicas en los tejidos vivos involucrados, y así establece una ciencia especial de bioquímica.

Pero el estudiante de lo biológico es él mismo un hombre, y al observar sus propias actividades, aún como parte del mundo objetivo, descubre en ellas estos mismos dos tipos de conducta. Cuando, con respecto a su propio cuerpo, estudia esa forma de comportamiento tan compleja que es vacilante y no inmediata, encuentra todo lo que descubre en relación con sus estudios de este tipo de comportamiento en otros animales; pero en muchísimos casos descubre también algo más. No sólo encuentra un comportamiento de este tipo especial, sino también un "comportamiento consciente".

En esta observación de su propia conducta, el estudiante tiene no sólo las características que producen las ciencias especiales de la neurología y la bioquímica, por ejemplo, sino una característica muy diferente que produce la ciencia especial del consciente; y esto es lo que siempre se ha denominado psicología

Argumentando por analogía, o por otros medios, puede sostener que este tipo especial de comportamiento en otros hombres, y en animales, también debe tener esta característica consciente. Sin embargo, Esto es es una cuestión de inferencia y no de observación objetiva; y es una inferencia que implica la suposición metafísica de que ciertas formas de comportamiento siempre tienen correspondientes ciertos cambios en la conciencia, como él nota en su propia experiencia

Actuando de acuerdo con esta inferencia basada en esta suposición, estamos capacitados para descubrir ciertas formas de comportamiento, o tendencias de comportamiento, en nuestros semejantes que de otra manera nos serían desconocidos, tomando nota de los cambios de conciencia que nos informan por boca a boca. El gran valor práctico de esto es una cuestión de experiencia cotidiana y se enfatiza en la vida común del médico que trata constantemente los estados conscientes de sus pacientes como sintomáticos de formas especiales de comportamiento orgánico.

El "psicólogo comparativo" y el "conductista" también hacen un uso constante de esta misma suposición e inferencia, aunque generalmente no notan el hecho, y comúnmente hablan de su trabajo como si fuera tan puramente objetivo como el del químico o el del físico. Realmente se dedican a las investigaciones especiales de cierto tipo de problemas biológicos; cuya investigación especial se ve facilitada en gran medida por la aceptación de la hipótesis metafísica de la correspondencia neurúrgica y noética antes mencionada.

Ahora bien, es evidente que algún hombre puede sostener que la consideración de la neurología, que se le hizo notar en el curso de su estudio de la conducta, carece de importancia y es infructuosa y, por tanto, indigna de atención. Y puede tener una opinión similar con respecto a la bioquímica. Es una cuestión de opinión personal. Sin embargo, quien lo sostiene y se regocija en proclamarlo, es poco probable que otros hombres reflexivos del mundo científico lo miren con respeto.

De la misma manera, es evidentemente posible que alguien sostenga que la consideración de la psicología, que se le hizo notar en el curso de su estudio de la conducta, no es importante e infructuosa y, por lo tanto, indigna de atención. Pero me parece que si lo hace, y se regocija en proclamar tal opinión, difícilmente puede esperar encontrar que a la larga sus opiniones serán consideradas significativas. Sin embargo, si entiendo la situación, es precisamente esa opinión la que sostienen y proclaman abiertamente el profesor John Watson y quienes siguen su ejemplo.

Ésta no es ocasión para intentar mostrar que el estudio de la característica consciente de la conducta auto-observada es importante y fructífero y, por tanto, merece una atención plena; ya que creo que sería bastante fácil de hacer. Me limitaré a enfatizar aquí el hecho de que el Dr. Watson, al asumir la posición que ocupa, mientras desarrolla la ciencia biológica objetiva extremadamente valiosa que ahora se llama comúnmente "conductismo", está abandonando deliberadamente el estudio de la psicología; y al pedirnos que descartemos el concepto de conciencia y lo sustituyamos por el concepto de conducta como sustancia de la psicología, se trata de una ofuscación que no puede dejar de ser deplorada.

Pasemos ahora a otro punto estrechamente relacionado. Como se señaló anteriormente, en el curso de nuestra observación sobre nuestro propio comportamiento como parte de los fenómenos del mundo objetivo, nuestra atención es llamada a cierta forma de este comportamiento que tiene una característica "consciente". Éste "comportamiento consciente", según el profesor B. H. Bode, ha demostrado ser "una Co-adaptación futura que se ha puesto a trabajar para producir su propia realización". Yo mismo no estoy convencido de que se pueda llegar a tal conclusión en relación con otros animales y hombres como resultado de una observación puramente objetiva del tipo empleado por el conductista y otros estudiosos de la biología; aunque el tratamiento del Dr. Bode parece implicar que puede (1). La Co-adaptación en sí misma, en todo caso, es un hecho tan objetivamente observado; y el Dr. Bode procede a afirmar que la conciencia es solo este tipo particular de Co-adaptación (2). Esto es como si, habiendo descubierto que una forma definida de cristal refracta la luz de cierta manera, uno debería decir que esta clase particular de refracción es la forma definida del cristal. Uno al hacer tal declaración sería tomar una característica definida encontrada en conexión con una situación objetiva definida e identificar la situación objetiva con la característica. Por lo que puedo ver, esto es exactamente lo que hace el Dr. Bode cuando sostiene que "la conciencia... es sólo una Co-adaptación futura que se ha puesto a trabajar para producir su propia realización" (3). El absurdo lógico de tal procedimiento es tan evidente que no requeriría comentario si no fuera porque parece imposible creer que el Dr. Bode pueda tener la intención de defender tal posición. Sin embargo, sus palabras ciertamente implican que lo hace; y si no lo hace, Seguramente debería sentirse llamado a aclarar su punto de vista; porque tal como está es uno que es representativo de mucho de lo que escriben hoy en día ciertos profesores de psicología de este país que, a la vista de sus palabras, aparentemente se enorgullecen de su vergüenza lógica; y porque se dignifica al ser expresada por el Dr. Bode en un capítulo de la “Creative Intelligence  /   Inteligencia Creativa” recientemente publicada, un libro compuesto por ensayos que se supone que presentan una "Unidad de actitud", los otros capítulos son aportados por John Dewey, Addison W. Moore, Harold C. Brown, George H. Mead, Henry W. Stuart, James H. Tufts y Horace M. Kallen.

HENRY RUTGERS MARSHALL.

NEW YORK CITY.

_______________________

1.- Cf. “Creative Intelligence  /  Inteligencia Creativa”, pp. 233 ff.

2.- Cf. también op. cit., pp. 242 and 256.

3.- Op. cit., p. 244.

COMPORTAMIENTO

Si el uso se basa correctamente en la etimología, la palabra comportamiento puede aplicarse a cualquier cambio observado en un objeto dado, bajo ciertas condiciones más o menos claramente observables. Así, el físico bien puede hablar del comportamiento de los rayos X en presencia de un campo magnético; y el químico está justificado al decirnos que "El comportamiento de las sales nitrosas de las aminas es digno de atención". Nos referimos así a características de lo que llamamos mundo objetivo.

Sin embargo, la palabra se aplica tan comúnmente a los objetos y a animales vivos que esta aplicación se suele dar por sentada en el lenguaje cotidiano (lenguaje-corriente). Pero debe notarse que al emplearlo con esta referencia restringida, todavía hablamos de características observables en el mundo objetivo con las que también tratan el físico y el químico. Estamos tratando ciertos aspectos de la biología que es una ciencia objetiva. En este sentido emplearé la palabra en lo que sigue.

Ahora, al estudiar la vida animal, observamos varios tipos de comportamiento. En un extremo notamos lo que llamamos comportamiento reflejo o instintivo, según nos parezca más o menos simple; esto aparece como la reacción relativamente inmediata a un estímulo dado. En el extremo opuesto, descubrimos un comportamiento altamente complejo que es vacilante y no inmediato.

El biólogo estudia ambos tipos de comportamiento en todas las formas de vida animal; en los animales superiores y en el hombre, y en ambos casos de manera bastante objetiva. Los estudia en todas sus formas y relaciones. Los analiza y, en relación con algunas de sus formas, observa, entre otras cosas, su relación con la actividad nerviosa, y establece así una ciencia especial de la neurología. Observa en relación con ciertas otras formas su relación con las reacciones químicas en los tejidos vivos involucrados, y así establece una ciencia especial de bioquímica.

Pero el estudiante de lo biológico es él mismo un hombre, y al observar sus propias actividades, aún como parte del mundo objetivo, descubre en ellas estos mismos dos tipos de conducta. Cuando, con respecto a su propio cuerpo, estudia esa forma de comportamiento tan compleja que es vacilante y no inmediata, encuentra todo lo que descubre en relación con sus estudios de este tipo de comportamiento en otros animales; pero en muchísimos casos descubre también algo más. No sólo encuentra un comportamiento de este tipo especial, sino también un "comportamiento consciente".

En esta observación de su propia conducta, el estudiante tiene no sólo las características que producen las ciencias especiales de la neurología y la bioquímica, por ejemplo, sino una característica muy diferente que produce la ciencia especial del consciente; y esto es lo que siempre se ha denominado psicología

Argumentando por analogía, o por otros medios, puede sostener que este tipo especial de comportamiento en otros hombres, y en animales, también debe tener esta característica consciente. Sin embargo, Esto es es una cuestión de inferencia y no de observación objetiva; y es una inferencia que implica la suposición metafísica de que ciertas formas de comportamiento siempre tienen correspondientes ciertos cambios en la conciencia, como él nota en su propia experiencia

Actuando de acuerdo con esta inferencia basada en esta suposición, estamos capacitados para descubrir ciertas formas de comportamiento, o tendencias de comportamiento, en nuestros semejantes que de otra manera nos serían desconocidos, tomando nota de los cambios de conciencia que nos informan por boca a boca. El gran valor práctico de esto es una cuestión de experiencia cotidiana y se enfatiza en la vida común del médico que trata constantemente los estados conscientes de sus pacientes como sintomáticos de formas especiales de comportamiento orgánico.

El "psicólogo comparativo" y el "conductista" también hacen un uso constante de esta misma suposición e inferencia, aunque generalmente no notan el hecho, y comúnmente hablan de su trabajo como si fuera tan puramente objetivo como el del químico o el del físico. Realmente se dedican a las investigaciones especiales de cierto tipo de problemas biológicos; cuya investigación especial se ve facilitada en gran medida por la aceptación de la hipótesis metafísica de la correspondencia neurúrgica y noética antes mencionada.

Ahora bien, es evidente que algún hombre puede sostener que la consideración de la neurología, que se le hizo notar en el curso de su estudio de la conducta, carece de importancia y es infructuosa y, por tanto, indigna de atención. Y puede tener una opinión similar con respecto a la bioquímica. Es una cuestión de opinión personal. Sin embargo, quien lo sostiene y se regocija en proclamarlo, es poco probable que otros hombres reflexivos del mundo científico lo miren con respeto.

De la misma manera, es evidentemente posible que alguien sostenga que la consideración de la psicología, que se le hizo notar en el curso de su estudio de la conducta, no es importante e infructuosa y, por lo tanto, indigna de atención. Pero me parece que si lo hace, y se regocija en proclamar tal opinión, difícilmente puede esperar encontrar que a la larga sus opiniones serán consideradas significativas. Sin embargo, si entiendo la situación, es precisamente esa opinión la que sostienen y proclaman abiertamente el profesor John Watson y quienes siguen su ejemplo.

Ésta no es ocasión para intentar mostrar que el estudio de la característica consciente de la conducta auto-observada es importante y fructífero y, por tanto, merece una atención plena; ya que creo que sería bastante fácil de hacer. Me limitaré a enfatizar aquí el hecho de que el Dr. Watson, al asumir la posición que ocupa, mientras desarrolla la ciencia biológica objetiva extremadamente valiosa que ahora se llama comúnmente "conductismo", está abandonando deliberadamente el estudio de la psicología; y al pedirnos que descartemos el concepto de conciencia y lo sustituyamos por el concepto de conducta como sustancia de la psicología, se trata de una ofuscación que no puede dejar de ser deplorada.

Pasemos ahora a otro punto estrechamente relacionado. Como se señaló anteriormente, en el curso de nuestra observación sobre nuestro propio comportamiento como parte de los fenómenos del mundo objetivo, nuestra atención es llamada a cierta forma de este comportamiento que tiene una característica "consciente". Éste "comportamiento consciente", según el profesor B. H. Bode, ha demostrado ser "una Co-adaptación futura que se ha puesto a trabajar para producir su propia realización". Yo mismo no estoy convencido de que se pueda llegar a tal conclusión en relación con otros animales y hombres como resultado de una observación puramente objetiva del tipo empleado por el conductista y otros estudiosos de la biología; aunque el tratamiento del Dr. Bode parece implicar que puede (1). La Co-adaptación en sí misma, en todo caso, es un hecho tan objetivamente observado; y el Dr. Bode procede a afirmar que la conciencia es solo este tipo particular de Co-adaptación (2). Esto es como si, habiendo descubierto que una forma definida de cristal refracta la luz de cierta manera, uno debería decir que esta clase particular de refracción es la forma definida del cristal. Uno al hacer tal declaración sería tomar una característica definida encontrada en conexión con una situación objetiva definida e identificar la situación objetiva con la característica. Por lo que puedo ver, esto es exactamente lo que hace el Dr. Bode cuando sostiene que "la conciencia... es sólo una Co-adaptación futura que se ha puesto a trabajar para producir su propia realización" (3). El absurdo lógico de tal procedimiento es tan evidente que no requeriría comentario si no fuera porque parece imposible creer que el Dr. Bode pueda tener la intención de defender tal posición. Sin embargo, sus palabras ciertamente implican que lo hace; y si no lo hace, Seguramente debería sentirse llamado a aclarar su punto de vista; porque tal como está es uno que es representativo de mucho de lo que escriben hoy en día ciertos profesores de psicología de este país que, a la vista de sus palabras, aparentemente se enorgullecen de su vergüenza lógica; y porque se dignifica al ser expresada por el Dr. Bode en un capítulo de la “Creative Intelligence  /   Inteligencia Creativa” recientemente publicada, un libro compuesto por ensayos que se supone que presentan una "Unidad de actitud", los otros capítulos son aportados por John Dewey, Addison W. Moore, Harold C. Brown, George H. Mead, Henry W. Stuart, James H. Tufts y Horace M. Kallen.

HENRY RUTGERS MARSHALL.

NEW YORK CITY.

_______________________

1.- Cf. “Creative Intelligence  /  Inteligencia Creativa”, pp. 233 ff.

2.- Cf. también op. cit., pp. 242 and 256.

3.- Op. cit., p. 244.

COMPORTAMIENTO

Si el uso se basa correctamente en la etimología, la palabra comportamiento puede aplicarse a cualquier cambio observado en un objeto dado, bajo ciertas condiciones más o menos claramente observables. Así, el físico bien puede hablar del comportamiento de los rayos X en presencia de un campo magnético; y el químico está justificado al decirnos que "El comportamiento de las sales nitrosas de las aminas es digno de atención". Nos referimos así a características de lo que llamamos mundo objetivo.

Sin embargo, la palabra se aplica tan comúnmente a los objetos y a animales vivos que esta aplicación se suele dar por sentada en el lenguaje cotidiano (lenguaje-corriente). Pero debe notarse que al emplearlo con esta referencia restringida, todavía hablamos de características observables en el mundo objetivo con las que también tratan el físico y el químico. Estamos tratando ciertos aspectos de la biología que es una ciencia objetiva. En este sentido emplearé la palabra en lo que sigue.

Ahora, al estudiar la vida animal, observamos varios tipos de comportamiento. En un extremo notamos lo que llamamos comportamiento reflejo o instintivo, según nos parezca más o menos simple; esto aparece como la reacción relativamente inmediata a un estímulo dado. En el extremo opuesto, descubrimos un comportamiento altamente complejo que es vacilante y no inmediato.

El biólogo estudia ambos tipos de comportamiento en todas las formas de vida animal; en los animales superiores y en el hombre, y en ambos casos de manera bastante objetiva. Los estudia en todas sus formas y relaciones. Los analiza y, en relación con algunas de sus formas, observa, entre otras cosas, su relación con la actividad nerviosa, y establece así una ciencia especial de la neurología. Observa en relación con ciertas otras formas su relación con las reacciones químicas en los tejidos vivos involucrados, y así establece una ciencia especial de bioquímica.

Pero el estudiante de lo biológico es él mismo un hombre, y al observar sus propias actividades, aún como parte del mundo objetivo, descubre en ellas estos mismos dos tipos de conducta. Cuando, con respecto a su propio cuerpo, estudia esa forma de comportamiento tan compleja que es vacilante y no inmediata, encuentra todo lo que descubre en relación con sus estudios de este tipo de comportamiento en otros animales; pero en muchísimos casos descubre también algo más. No sólo encuentra un comportamiento de este tipo especial, sino también un "comportamiento consciente".

En esta observación de su propia conducta, el estudiante tiene no sólo las características que producen las ciencias especiales de la neurología y la bioquímica, por ejemplo, sino una característica muy diferente que produce la ciencia especial del consciente; y esto es lo que siempre se ha denominado psicología

Argumentando por analogía, o por otros medios, puede sostener que este tipo especial de comportamiento en otros hombres, y en animales, también debe tener esta característica consciente. Sin embargo, Esto es es una cuestión de inferencia y no de observación objetiva; y es una inferencia que implica la suposición metafísica de que ciertas formas de comportamiento siempre tienen correspondientes ciertos cambios en la conciencia, como él nota en su propia experiencia

Actuando de acuerdo con esta inferencia basada en esta suposición, estamos capacitados para descubrir ciertas formas de comportamiento, o tendencias de comportamiento, en nuestros semejantes que de otra manera nos serían desconocidos, tomando nota de los cambios de conciencia que nos informan por boca a boca. El gran valor práctico de esto es una cuestión de experiencia cotidiana y se enfatiza en la vida común del médico que trata constantemente los estados conscientes de sus pacientes como sintomáticos de formas especiales de comportamiento orgánico.

El "psicólogo comparativo" y el "conductista" también hacen un uso constante de esta misma suposición e inferencia, aunque generalmente no notan el hecho, y comúnmente hablan de su trabajo como si fuera tan puramente objetivo como el del químico o el del físico. Realmente se dedican a las investigaciones especiales de cierto tipo de problemas biológicos; cuya investigación especial se ve facilitada en gran medida por la aceptación de la hipótesis metafísica de la correspondencia neurúrgica y noética antes mencionada.

Ahora bien, es evidente que algún hombre puede sostener que la consideración de la neurología, que se le hizo notar en el curso de su estudio de la conducta, carece de importancia y es infructuosa y, por tanto, indigna de atención. Y puede tener una opinión similar con respecto a la bioquímica. Es una cuestión de opinión personal. Sin embargo, quien lo sostiene y se regocija en proclamarlo, es poco probable que otros hombres reflexivos del mundo científico lo miren con respeto.

De la misma manera, es evidentemente posible que alguien sostenga que la consideración de la psicología, que se le hizo notar en el curso de su estudio de la conducta, no es importante e infructuosa y, por lo tanto, indigna de atención. Pero me parece que si lo hace, y se regocija en proclamar tal opinión, difícilmente puede esperar encontrar que a la larga sus opiniones serán consideradas significativas. Sin embargo, si entiendo la situación, es precisamente esa opinión la que sostienen y proclaman abiertamente el profesor John Watson y quienes siguen su ejemplo.

Ésta no es ocasión para intentar mostrar que el estudio de la característica consciente de la conducta auto-observada es importante y fructífero y, por tanto, merece una atención plena; ya que creo que sería bastante fácil de hacer. Me limitaré a enfatizar aquí el hecho de que el Dr. Watson, al asumir la posición que ocupa, mientras desarrolla la ciencia biológica objetiva extremadamente valiosa que ahora se llama comúnmente "conductismo", está abandonando deliberadamente el estudio de la psicología; y al pedirnos que descartemos el concepto de conciencia y lo sustituyamos por el concepto de conducta como sustancia de la psicología, se trata de una ofuscación que no puede dejar de ser deplorada.

Pasemos ahora a otro punto estrechamente relacionado. Como se señaló anteriormente, en el curso de nuestra observación sobre nuestro propio comportamiento como parte de los fenómenos del mundo objetivo, nuestra atención es llamada a cierta forma de este comportamiento que tiene una característica "consciente". Éste "comportamiento consciente", según el profesor B. H. Bode, ha demostrado ser "una Co-adaptación futura que se ha puesto a trabajar para producir su propia realización". Yo mismo no estoy convencido de que se pueda llegar a tal conclusión en relación con otros animales y hombres como resultado de una observación puramente objetiva del tipo empleado por el conductista y otros estudiosos de la biología; aunque el tratamiento del Dr. Bode parece implicar que puede (1). La Co-adaptación en sí misma, en todo caso, es un hecho tan objetivamente observado; y el Dr. Bode procede a afirmar que la conciencia es solo este tipo particular de Co-adaptación (2). Esto es como si, habiendo descubierto que una forma definida de cristal refracta la luz de cierta manera, uno debería decir que esta clase particular de refracción es la forma definida del cristal. Uno al hacer tal declaración sería tomar una característica definida encontrada en conexión con una situación objetiva definida e identificar la situación objetiva con la característica. Por lo que puedo ver, esto es exactamente lo que hace el Dr. Bode cuando sostiene que "la conciencia... es sólo una Co-adaptación futura que se ha puesto a trabajar para producir su propia realización" (3). El absurdo lógico de tal procedimiento es tan evidente que no requeriría comentario si no fuera porque parece imposible creer que el Dr. Bode pueda tener la intención de defender tal posición. Sin embargo, sus palabras ciertamente implican que lo hace; y si no lo hace, Seguramente debería sentirse llamado a aclarar su punto de vista; porque tal como está es uno que es representativo de mucho de lo que escriben hoy en día ciertos profesores de psicología de este país que, a la vista de sus palabras, aparentemente se enorgullecen de su vergüenza lógica; y porque se dignifica al ser expresada por el Dr. Bode en un capítulo de la “Creative Intelligence  /   Inteligencia Creativa” recientemente publicada, un libro compuesto por ensayos que se supone que presentan una "Unidad de actitud", los otros capítulos son aportados por John Dewey, Addison W. Moore, Harold C. Brown, George H. Mead, Henry W. Stuart, James H. Tufts y Horace M. Kallen.

HENRY RUTGERS MARSHALL.

NEW YORK CITY.

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1.- Cf. “Creative Intelligence  /  Inteligencia Creativa”, pp. 233 ff.

2.- Cf. también op. cit., pp. 242 and 256.

3.- Op. cit., p. 244.

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Anexo 1.

a. Portada "“Behavior” (1918) Henry Rutgers Marshall, The Journal of Philosophy, Psychology and Scientific Methods, Vol. 15, No. 10 (May 9, 1918), pp. 258-261


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Titulo: "Behavior / Comportamiento"

Autor: Henry Rutgers Marshall (Henry Rutgers)

Fuente: The Journal of Philosophy, Psychology and Scientific Methods, Vol. 15, No. 10 (May 9, 1918), pp. 258-261

Año: 1918

Idioma: Inglés

OBRA ORIGINAL

Tips: En la sección “Buscar en el grupo” coloca el título del libro, autor o año y descargalo de manera gratuita, en el grupo se encuentra solo en inglés, ¡OJO! en esta publicación lo puedes disfrutar en español (Ya que es una traducción del original). Queremos agradecer a todos los lectores por el apoyo pero en especial a la Mtra. Amy R. Epstein quién es Profesora de la University of North Texas agradecemos en demasía puesto que fue ella quien nos compartió el acceso a este valioso artículo. Atentamente todos los que hacemos posible Watson el Psicólogo (@JBWatsonvive) (Gajardo, D. U., Herrera, A., Luján, F. S., Reyes, J. I., Vences, I.)



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