THE JOURNAL OF ABNORMAL PSYCHOLOGY / LA
REVISTA DE PSICOLOGÍA ANORMAL” VOLUME. 13 ISSUE. 3 (AGOSTO DE 1918)
CONSCIOUS BEHAVIOR AND THE ABNORMAL /
COMPORTAMIENTO CONSCIENTE Y LO ANORMAL
CHICAGO UNIVERSITY / UNIVERSIDAD DE
CHICAGO
POR J. R. KANTOR
La psicología como ciencia concreta ha
obtenido mucha información valiosa de campos relacionados y, en particular, ha
obtenido un gran valor de su relación con la psiquiatría, cuya disciplina puede
considerarse en cierto sentido como un dominio de aplicación psicológica. El
psicólogo ha obtenido de la psiquiatría no solo la oportunidad de estudiar las
variaciones de los fenómenos mentales, sino que debido a los insistentes
problemas involucrados en esos fenómenos, lo ha llevado a apreciar la necesidad
de probar los conceptos empleados para tratar los fenómenos mentales en
general. Quizás sea innecesario recordar a los psicólogos las masas de
información que han derivado de campos relacionados y aplicados, relacionados
con procesos sensoriales, memoria, asociación, localización cortical sensorial
y otros hechos igualmente importantes. Un recordatorio suficiente de las
ventajas de la psicología derivadas de la observación de un comportamiento
anormal se obtiene al referirse a algunas de las excelencias de los "Principios"
de James, en el momento de su publicación, y al valor presente del concepto de
personalidad en el estudio de los fenómenos de consciencia (1). En este
sentido, también podemos referirnos al desarrollo del movimiento psicoanalítico
en el campo de la psiquiatría, y su valor para enfatizar las fallas de las
doctrinas de los "estados mentales" y del abstracto
"conductismo" en psicología. El psicólogo sin prejuicios no puede
dejar de dar el debido crédito al movimiento freudiano en psiquiatría por iluminar
la psicología sobre la importancia de los factores sociales en el
comportamiento humano.
___________________________
1.- Cf. Prince, “El Inconsciente”
(1914)
___________________________
Podemos resumir las ventajas que la
psicología deriva de la consideración de diversos tipos de actividad humana al
señalar que, en consecuencia, la psicología tiende a una concepción más
adecuada de su tema, la concepción, es decir, que tiene como sus propios datos
comportamiento consciente, y no conciencia o comportamiento. Esta concepción
del comportamiento consciente, que es un derivado inmediato de datos exactos,
pone a la psicología en contacto directo con fenómenos realmente existentes y
revelantes. Además, el desarrollo de esta idea colocará algunos de los espíritus
inquietantes de la psicología, entre los que destacan los problemas de
conciencia y su variante, el subconsciente y el problema mente-cuerpo. Y
finalmente, debido a que en la psicología se está proporcionando así una base
científica más concreta, ello será extremadamente útil para tratar esas
conductas anormales que marcan las dificultades para el psiquiatra.
Un comportamiento consciente es un acto
complejo de un ser consciente, y sirve siempre como un ajuste específico a
algún objeto o condición. Estos objetos pueden ser cosas físicas, otros seres
conscientes o personas, objetos sociales, como costumbres y opiniones, o algún
objeto sensorialmente intangible, como un ideal social o individual. Las
condiciones mencionadas también son físicas, sociales o ideales, e indican la
complejidad del ajuste humano. Cuando la psicología estudia los complejos
ajustes de los seres humanos, no necesita negar ni descuidar ningún hecho de
comportamiento consciente, y puede tener en cuenta su desarrollo hacia tipos de
actividades superiores. Las acciones humanas no necesitan reducirse a los
simples movimientos de los animales inferiores, ya que esta actitud prevé la
existencia de comportamientos morales, sociales, estéticos y de otro tipo.
Estas acciones no se reducen a respuestas que pueden correlacionarse con
estímulos extremadamente simples como causas. El hecho de no considerar el
comportamiento humano como acciones complejas con fines específicos no ha
resultado en un mayor conocimiento sobre ellos. Y cuando los comportamientos
variaban tanto del estándar como para que el psiquiatra los notificara, no
podía tratarlos, ya que no eran lesiones cerebrales ni trastornos mentales
exclusivamente simples.
La descripción dinámica del
comportamiento consciente puede amplificarse aún más por la enumeración de
varias características peculiares, que sirven para distinguirlo definitivamente
de otros tipos de acción. En primer lugar, existe la variabilidad de la
respuesta, lo que significa persistencia en provocar un cambio específico en la
relación entre el individuo y las condiciones circundantes. Parece que hay un
propósito en la conducta. Otra característica del comportamiento es que es
modificable; el organismo se adapta a las condiciones con referencia a acciones
pasadas, cuyas acciones pasadas y su relación con las situaciones actuales
pueden ser desconocidas para el organismo. La modificación del comportamiento
en su forma desarrollada en la especie humana permite al individuo actuar sobre
la base de la información. En este último caso, se implica un uso
discriminatorio de la memoria, que es la base de todo comportamiento
inteligente. Y, finalmente, están las características de inhibición y retraso
que contribuyen a un desarrollo de acción aún mayor. Aquí tenemos los comienzos
de comportamientos voluntarios y de otro tipo que requieren funciones altamente
elaboradas de resolución de problemas. Estas características se refieren
principalmente a las características mentales más específicas del
comportamiento consciente, y en ningún sentido son funciones exclusivas de los
procesos cerebrales.
La descripción analítica del
comportamiento consciente revela una serie compleja de funciones componentes,
cada una de las cuales contribuye al efecto total de la acción adaptativa. La
serie de funciones incluye factores mentales, conductistas y ambientales, todos
los cuales están orgánicamente relacionados y forman una función unitaria de
respuesta. Estos factores están invariablemente todos presentes, pero no en el
mismo grado. En un caso, puede haber un predominio de uno o más factores, que
pueden ser recesivos en otro comportamiento. Cada comportamiento consciente
tiene como factores en su componente mental tres grupos de subfactores. Estas
pueden denominarse funciones cognitivas, afectivas y conativas. La función
cognitiva en su forma más simple puede describirse como una vaga apreciación de
la presencia de un objeto excitante. En formas más desarrolladas, la función
cognitiva está representada por significados que son los núcleos prominentes de
todas las respuestas discriminatorias. Estos significados son factores
importantes en voliciones, percepciones, instintos, emociones, recuerdos y
pensamientos. Las funciones cognitivas determinan en mayor medida que cualquier
otro factor el tipo de respuesta que provocará el objeto de estímulo.
Las funciones conativas pueden
caracterizarse como las fases excitadoras del comportamiento consciente; son
los elementos que contribuyen a la espontaneidad original del individuo, la
sensibilidad del individuo a las influencias externas. Se debe insistir en la
diferencia en un organismo entre la espontaneidad atribuible a la mera función
viva y la espontaneidad adicional que ocasiona la función conativa. El proceso
conativo siempre implica una reacción discriminativa. El punto es que la
respuesta conativa está mucho más alejada de la explicación sobre la base
fisicoquímica que los meros procesos fisiológicos. Las funciones conativas en
sus formas integradas constituyen el tipo de comportamiento impulsivo, que contrasta
con el tipo reflexivo. De manera general, podríamos decir que el factor
conativo inicia una respuesta, mientras que la función cognitiva determina cuál
será la respuesta con referencia al objeto de estímulo particular y su entorno.
En cierto modo, la función conativa es más primitiva que la función cognitiva,
ya que la primera es más prominente cuando la función cognitiva lo es menos.
Las funciones afectivas determinan el grado de preparación y la capacidad de
responder a los estímulos, y condicionan la continuación o la interrupción del
acto de respuesta, una vez que se inicia. Las funciones afectivas presentes en
una situación dada también son síntomas del éxito o falta de éxito de un
comportamiento particular para producir un ajuste deseable.
Los factores conductistas específicos
son las tres funciones predominantemente fisiológicas, la muscular, la
glandular y la orgánica. Sin estos no puede haber comportamiento consciente.
Estas funciones pueden considerarse más o menos correlacionadas con las funciones
conscientes. Por ejemplo, las funciones glandulares son prominentes en los
comportamientos que son predominantemente procesos afectivos, mientras que las
acciones musculares son más prominentes en los comportamientos que estresan los
procesos conativos. El tercer miembro de la serie de funciones de componentes
comprende las condiciones ambientales, que limitan y controlan el
comportamiento a fin de proporcionar una ocasión para el ajuste. La importancia
de este miembro de la serie no puede ser sobreestimada, ya que ningún acto
puede continuar in vacuo (al vacío), y lo que debe ser un acto, debe estar en
gran parte condicionado por las circunstancias circundantes. Debemos considerar
todos los comportamientos complejos como tendencias instintivas a la acción,
que se modifican por la interacción con el entorno. La integración de
comportamientos de respuesta simples en el individuo humano está muy
estrictamente regulada por las condiciones ambientales naturales, sociales y
culturales.
Cualquier comportamiento específico y
consciente está representado por diferentes componentes de los tres factores
que acabamos de analizar. El punto de vista implica aquí que ningún ajuste
humano es inconsciente. (2) Esta actitud se apoya en el hecho de que cada
comportamiento consciente es el acto de un individuo complejo y organizado. El
comportamiento consciente del tipo instintivo y habitual tendrá un predominio
de factores conductistas, y estará más condicionado por las circunstancias
externas. Las acciones voluntarias y el pensamiento, son funciones que se basan
en un plan que presenta los factores conscientes, y son más independientes de
las condiciones inmediatas. Esta relativa independencia permite una mayor
movilidad y eficiencia en los ajustes, y está adaptada para adaptarse al
individuo no solo para satisfacer las necesidades de alguna situación
específica, sino también para aumentar las posibilidades de la situación. Los
comportamientos de pensamiento volitivo funcionan solo bajo condiciones ricas
en posibilidades de respuestas variadas. Debemos señalar a este respecto que un
comportamiento consciente es siempre un acto de ajuste: su independencia es
extremadamente relativa a una situación que progresa constantemente en
complejidad. Las funciones de pensamiento más elaboradas son integraciones de
los resultados de ajustes de prueba y error a problemas ambientales
complicados.
________________________
2.- Eso es en el sentido de ser
puramente fisiológico.
________________________
El significado completo de las fórmulas
que representan el comportamiento consciente no se puede apreciar a menos que
consideremos que cada comportamiento es una acción de un ser consciente
específico y, por lo tanto, el acto está condicionado por todo lo que el
individuo es y puede hacer. Este hecho nos instruye sobre el carácter de los
componentes del comportamiento. Aprendemos que los procesos de ajuste muscular
y glandular son de cierto orden y fuerza, efectivos en ciertas situaciones y no
en otras. Los factores de uso y desuso son importantes aquí. Del lado de los
componentes mentales más definidos, las fórmulas de comportamiento darán cuenta
de una gran cantidad de influencias que determinan acciones específicas. Aquí
se incluyen varios productos de experiencia, funcionales bajo los nombres de
ideales, sentimientos, intereses, creencias y convicciones. Estos elementos son
modificaciones permanentes producidas en los individuos por la interacción con
su entorno, tanto físico como social, y son variaciones complementarias a los
cambios corporales específicos que componen partes integrales del
comportamiento consciente. Debe insistirse en que estos complejos individuales
y sociales, que en el pensamiento cotidiano han llegado a significar
colectivamente personalidad o carácter, son parte de los actos; son componentes
específicos de las respuestas a las condiciones humanas y ambientales. La
consideración de todos los factores componentes en cualquier comportamiento
consciente resulta en estudiarlo en todos los casos como un hecho empírico
concreto, que bien puede formar el material para la interpretación científica.
La consideración del ser que realiza el comportamiento saca a la luz de
inmediato los elementos más permanentes de dicho comportamiento. Al estudiar al
individuo actuante, damos cuenta de la serie total de capacidades y tendencias
de acción, centradas realmente en el individuo, modificadas por acciones
pasadas, y que en cualquier momento es responsable de la naturaleza específica
de una acción presente. Es solo al considerar al individuo que hay información
disponible sobre los motivos e intenciones, que son en parte las fuerzas
impulsoras de todo comportamiento humano complejo. En la mayoría de las
acciones complejas, debemos depender de la información obtenida de estas
posibilidades de acción permanentemente existentes para el significado del
comportamiento, y cualquier capacidad para la predicción del comportamiento
depende completamente de dicha información. La mezquindad, la generosidad, la
suficiencia y otras cualidades de cualquier acto son funciones muy específicas
de los complejos sistemas de tendencias de acción, por un lado heredadas y por
otro adquiridas, que se puede decir que constituyen el individuo.
El valor de la teoría del
comportamiento consciente como se discutió, se indica mediante la aplicación de
las fórmulas al interpretar las modificaciones serias del comportamiento
humano. El comportamiento anormal puede explicarse por el grado de
desorganización de los factores componentes de la acción. El punto es que lo
que normalmente llamamos un comportamiento anormal puede considerarse como un
acto, cuya fórmula difiere notablemente de la fórmula que representa el
comportamiento normal o habitual de ese individuo. Este hecho está bien
ilustrado por los paréticos, quienes debido a algún cambio en la organización
psicofísica, realizarán actos que no están influenciados por sus sentimientos y
convicciones habituales. Esto es especialmente notable en algunos casos en una
indulgencia del apetito sexual en lo que, en circunstancias normales, es una
manera completamente repugnante. En los casos de demencia precoz, encontramos
individuos que, debido a alguna experiencia perturbadora, ahora muy
frecuentemente posible en nuestras condiciones civiles, están tan
desorganizados que pierden todos los actos que requieren la guía de ciertos
intereses y hábitos de acción adquiridos. Los llamados delincuentes morales
realizan acciones que parecen estar controladas casi por completo por
tendencias instintivas de acción. Parece haber una falta de sentimiento en el
individuo, tal como surge normalmente del contacto con otras personas, y una
falta de comprensión de las consecuencias de los actos pasados. Las
desorganizaciones encontradas en el comportamiento anormal involucran funciones
unitarias o series de funciones componentes, e indican fallas correspondientes
de adaptación a las condiciones circundantes. Como, las historias de víctimas
de choque de guerra están disponibles para su estudio, encontramos todas las
formas posibles de desorganización de los componentes de acción. De manera
práctica, podemos localizar las fuentes de desorganización en los componentes
mental o conductista del comportamiento consciente, aunque debe recordarse que
estas distinciones son puramente lógicas o verbales. Siguiendo esta misma
consideración práctica, podemos considerar algunas perturbaciones del
comportamiento que implican una desorganización de los componentes mental y
conductista juntos del factor ambiental. Esta es la condición en la mayoría de
los casos genuinos de paranoia. Este tipo de casos muestran reacciones
psicofísicas que, consideradas por sí mismas, serían normales, pero que están
completamente fuera de armonía con su entorno real, por lo tanto, son
anormales.
Un punto de vista orgánico y completo
sobre las funciones mentales, como se describe aquí, arrojará una luz
considerable sobre algunos problemas molestos de la psicología. Los conceptos
de conciencia y subconsciente tendrán un significado más preciso y científico,
y el problema tradicional de la mente y el cuerpo ya no será un obstáculo en el
camino de la psicología hacia la estabilidad científica.
El punto de vista orgánico del
comportamiento consciente considera la conciencia, no como una entidad
independiente o material paralelo a la materia física, sino como un factor
definido y verificable del comportamiento humano, que ocasiona cualidades
definidas de acción que no se encuentran en otros tipos de comportamiento. El
lugar de la conciencia en la actividad humana es un hecho positivo de
observación, al que la psicología debe dar una determinación adecuada, así como
los hechos de energía se evalúan en física y las funciones vivas en biología.
El punto de vista orgánico insiste en la descripción de la acción humana tal
como ocurre, en términos de sus funciones componentes y su relación con otros
hechos observables y relacionados.
El concepto del subconsciente se vuelve
completamente renovado y aclarado. Como no existe una entidad como la
conciencia, naturalmente no puede existir una entidad como el subconsciente. La
experiencia científica indica que solo hay actividades subconscientes,
comportamientos en los que los componentes de conciencia complejos son solo
ligeramente evidentes. El comportamiento subconsciente es principalmente
conductista y ambiental, y carece por completo de conciencia de sí mismo. Según
este punto de vista, los comportamientos subconscientes son meramente aquellas
acciones que varían de otros comportamientos, debido a una marcada inclinación
hacia los sistemas de acción habituales u otros sistemas preestablecidos, que
están controlados por las condiciones circundantes. Este hecho elimina la mayor
parte del misterio asociado a este tipo de comportamiento, ya que es evidente
que estos actos más o menos automatizados constituyen, con mucho, la mayor
parte de los fenómenos conscientes y representan fases importantes de la
memoria, el pensamiento y la acción voluntaria.
El avance de la psicología como ciencia
definitiva no deja espacio para un problema mente-cuerpo, ya que las mentes y
los cuerpos no son fenómenos observables para el científico. El psicólogo que
describe cualquier observación de fenómenos conscientes reales no puede
describir nada más que un comportamiento consciente, que es la acción de un ser
consciente. Las discusiones actuales sobre paralelismo e interacción son
completamente ajenas a la observación y descripción científica. El problema
mente-cuerpo es una herencia desagradable de la época en que la psicología
todavía era una rama de la metafísica, y no solo ha sido un detrimento de la
psicología propiamente dicha, pero ha contribuido en gran medida a la
insuficiencia de la psicología como ayuda en la solución de los problemas
prácticos de la psiquiatría. El completo rechazo de la psicología de la
disyunción mente-cuerpo eliminaría de la ciencia los puntos de vista extremos,
mentalistas y por ende también los conductistas, con su consiguiente confusión
de hechos psicológicos.
La teoría de la separación en
psicología puede ser considerada responsable de la actual condición insatisfactoria
de la psiquiatría, en la medida en que esa disciplina dependa de la psicología
como base. Una doctrina de separación se encuentra en la base de la
controversia fisiológica psicógena, que es paralela al desarrollo retrasado del
manejo exitoso de las fallas del ajuste humano. La controversia sobre la base
psicógena y fisiológica de las enfermedades mentales, que ha ocultado el
trabajo del psiquiatra, puede atribuirse a una concepción defectuosa de la
naturaleza de la organización y el comportamiento humanos. El mismo nombre
enfermedad mental es un síntoma de la inexactitud del pensamiento que impregna
los círculos psicológicos y psiquiátricos. Es extremadamente gratificante ver
hasta qué punto el psiquiatra ha sido llevado a través de su interés forense a
darse cuenta de que, después de todo, se trata de un comportamiento y no de
defectos mentales. Los obstinados hechos de ajuste moral con falta de defecto
intelectual también han ayudado a corregir la actitud del psiquiatra. Los
hechos cuidadosamente observados de histeria y neurastenia siempre han apuntado
a una interpretación de esas condiciones como comportamiento defectuoso y
consciente. La plena apreciación de la actitud de comportamiento consciente
dará a las funciones psíquicas y fisiológicas sus respectivos lugares
respectivos en el ajuste total.
La aguda antítesis desarrollada
recientemente por los psicopatólogos, que enfatizan los factores puramente
mentales, por un lado, y los conductistas estrictos, que enfatizan los medios
de respuesta automáticos y reflejos por el otro, marca un desarrollo del
pensamiento que tiene como objetivo investigar los hechos profundos y
mentirosos del comportamiento humano. Desde la elaboración de las ideas de
Kraeplin, las llamadas enfermedades mentales deben considerarse defectos de las
personalidades. Ahora parece bastante claro que si queremos tener una noción
adecuada de las acciones de tales personalidades, no debemos perder de vista
ninguno de los factores esenciales en esas acciones. Inevitablemente debemos
dejar de aprovechar al máximo nuestras investigaciones cuando hacemos que la
acción consista en un solo aspecto del todo. Hacer hincapié en el lado mental
significa llegar a una extraña doctrina de estados mentales no vinculados, y su
conciencia inconsciente y otras condiciones anómalas e inexperiencias, que
caracterizan la literatura freudiana. A pesar del mérito del punto de vista
freudiano, que ha arrojado mucha luz sobre los hechos de la experiencia, el
movimiento como desarrollo psicológico está viciado por la incapacidad de
incluir en su programa al individuo completo. Este fracaso ha resultado en la
crudeza del material sexual irreal y en la libido metafísica, que no han
contribuido a la comprensión de los problemas psiquiátricos ni a su solución.
La secesión Adleriana desde la posición de Freud indica al menos un síntoma
dentro del movimiento freudiano, de la necesidad de una inclusión de los
aspectos corporales de los individuos que están en estudio.
La insistencia en una base fisiológica
exclusiva para las enfermedades mentales está tan lejos de comprender las
condiciones de las personas y su acción, como la actitud ambientalista. Además,
echa de menos los hechos sugestivos sobre el lugar de la experiencia pasada de
tipo individualista y social, como influencia del comportamiento humano. La
única razón por la que estas actitudes parciales pueden existir en absoluto, y
no volverse evidentes en su insuficiencia, es porque en ciertas situaciones
prácticas no importa si existe una base adecuada para el tratamiento o no. Esto
no es del todo sorprendente, ya que incluso en el cálculo uno puede llegar a un
total correcto, siempre que se cometan al menos dos errores. Sin embargo, para
su avance como ciencia, la psiquiatría tiene la obligación, debido a sus
problemas más acuciantes, basarse en una psicología precisa. Esto queda bien
ilustrado por el hecho de que la historia de la psiquiatría está muy ligada a
las concepciones psicológicas cambiantes. Por lo tanto, en Alemania, Ziehen
buscó hacer que su actitud Herbartiana se destaque prominentemente contra la
psicología de la apercepción Wundtiana. Este procedimiento polémico no tuvo un
efecto totalmente saludable sobre la concepción de Ziehen de la enfermedad
mental. Kraeplin encontró el grupo de paranoia de Ziehen especialmente
objetable, porque contenía condiciones crónicas y psicosis agudas completamente
diferentes, a través de las influencias de ser trastornos del
"intelecto" (3).
_______________________
3.- Adolf Meyer, en Church and
Peterson, “Nervous and Mental Diseases / Enfermedades nerviosas y mentales”,
1909, p. 674.
_______________________
La influencia de la psicología
Wundtiana en la psiquiatría de Kraeplin es marcada, aunque Kraeplin ha
planteado seriamente el problema entre la psiquiatría clínica y psicológica.
Kraeplin fue llevado a plantear esta cuestión al reconocer la insuficiencia de
ciertos tipos de puntos de vista psicológicos. Las dificultades de su propia
clasificación y descripción surgieron en gran parte de su incapacidad para
darse cuenta de que, en lugar de abandonar la psicología, era necesario adoptar
una actitud psicológica satisfactoria.
Debemos insistir en que no es solo la
clasificación psiquiátrica la que exige una concepción psicológica adecuada
como base, sino todas las fases de la psiquiatría. La falta de tal fundamento
puede considerarse la fuente de las dificultades que requieren una concepción
psicológica adecuada como fundamento, pero de hecho de todas las fases de la
psiquiatría.
La falta de una base de este tipo puede
considerarse la fuente de las dificultades experimentadas en los círculos
fisiológicos con las teorías de localización de Wernicke. Las controversias que
existieron entre las escuelas rivales de Nancy y Salpetriere en el grupo
psíquico pueden rastrearse hasta la misma fuente, mientras que el éxito
reciente del movimiento psicoanalítico puede considerarse un síntoma de la
extrema insuficiencia de una psicología de los "estados mentales" o
del "comportamiento" abstracto (4). Un estudio del estado actual de
los principios y procedimientos psiquiátricos crea la presunción de que una
psiquiatría útil sería aquella que considera el comportamiento humano como una
acción compleja que involucra una serie de funciones componentes.
____________________
4.- Comparar Watson, Journal of
Philosophy, Psychology, etc., XIII, p. 589, Jelliffe, ibid, XIV, pág. 267.
____________________
Podríamos señalar en conclusión el
hecho de que, precisamente porque el estudio del comportamiento consciente es
una cuestión de fenómenos concretos y existentes, puede traspasar los límites
de lo teórico y lo práctico. Encontramos que la psicología, que puede
considerarse como la ciencia más teórica o "pura", progresa sobre la
base de datos derivados del campo anormal. Por otro lado, debido a que la
psicología como ciencia más teórica no está impulsada por el impulso de un
logro inmediato, puede traer a su dominio tal orden e interpretación de los
hechos como para poder ayudar materialmente a la psiquiatría a enfrentar
adecuadamente sus problemas de ajuste humano.
_____________________________________
Anexo 1.
a. Portada "CONSCIOUS BEHAVIOR AND
THE ABNORMAL / COMPORTAMIENTO CONSCIENTE Y LO ANORMAL” (1918) Jacob Robert
Kantor (J. R. Kantor, Kantor, J. R.), “THE JOURNAL OF ABNORMAL PSYCHOLOGY / LA
REVISTA DE PSICOLOGÍA ANORMAL” VOLUME. 13 ISSUE. 3 (AGOSTO)
_____________________________________
Estimado Usuario puede descargar la
OBRA ORIGINAL en nuestro grupo:
• Walden IV (Comunidad Conductista) /
Walden IV (Behaviorist Community)
Visita el Grupo en el siguiente
Hípervinculo:
https://www.facebook.com/groups/WaldenIV
Titulo: "CONSCIOUS BEHAVIOR AND
THE ABNORMAL / COMPORTAMIENTO CONSCIENTE Y LO ANORMAL”
Autor: Jacob Robert Kantor (J. R.
Kantor, Kantor, J. R.)
Fuente: “THE JOURNAL OF ABNORMAL
PSYCHOLOGY / LA REVISTA DE PSICOLOGÍA ANORMAL” VOLUME. 13 ISSUE. 3 (AGOSTO DE
1918)
Año: 1918
Idioma: Inglés
OBRA ORIGINAL
Tips: En la sección “Buscar en el
grupo” coloca el título del libro, autor o año y descargalo de manera gratuita,
en el grupo se encuentra solo en inglés, ¡OJO! en esta publicación lo puedes
disfrutar en español (Ya que es una traducción del original). Queremos
agradecer a todos los lectores por el apoyo pero en especial a la Mtra. Amy R.
Epstein quién es Profesora de la University of North Texas agradecemos en
demasía puesto que fue ella quien nos compartió el acceso a este valioso
artículo. Atentamente todos los que hacemos posible Watson el Psicólogo
(@JBWatsonvive) (Gajardo, D. U., Herrera, A., Reyes, J. I., Vences, I.)
Comentarios
Publicar un comentario