Saludos Estimables Usuarios de “Watson el Psicólogo”, queremos compartir el prefacio de la gran obra titulada: “Conductismo y psicología” (1923) de A. A. Roback, ya que este libro es mencionado por el Dr. Watson, J.B. en el prefacio de su obra llamada “Conductismo” (1925):
Era natural que surgieran reparos. Muchos de los decanos de
la psicología disponían de bien instalados laboratorios y de copiosa bibliográfica
psicológica introspectista. El conductismo pedía nuevos laboratorios y aun
nuevos términos con que elaborar sus exposiciones. Inclusive parecía amenazar
la vida economica de los profesores. Hasta los mozalbetes, discipulos de
algunos de los más viejos representantes de la escuela introspectista, sientiéronse
obligados a romper lanzas en defensa de sus maestros. Roback en su “Behaviorism
and Psychology” (Conductismo y Psicología) nos ofrece un clásico ejemplo de
este último tipo de reacción. Además, en dicha obra está muy próximo a quebrar
con todas las normas de caballerosidad. Pero gracias a ello, y a pesar de que
el conductismo no logró un franco reconocimiento, ha ejercido una profunda
influencia durante sus dieciocho años de vida. (Watson, 1925, pág. 22)
Esperando sea de su agrado, quedamos a sus órdenes.
Atentamente todos los que hacemos posible Watson el Psicólogo.
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PREFACIO.
Este libro, cuya escritura se inició hace más de dos años y
se interrumpió por largos intervalos, se planeó originalmente como una serie
corta de artículos. No tenía dudas entonces de que, tarde o temprano, toda la
cuestión conductista se trillaría en forma de libro, especialmente cuando el
nuevo movimiento en psicología había alcanzado su máximo esplendor en 1920. Mi
propia contribución a la discusión fue meramente histórica. Y la clasificación
de las diferentes especies de conductismo. Sin embargo, desde que empecé a
estudiar detenidamente las publicaciones periódicas que estudiaban los artículos
pesados y sus animadversiones sobre la psicología tradicional, el volumen
anticipado ni siquiera se prometió, se me ocurrió que la necesidad podría
llenarse con mis propios esfuerzos.
Que tal libro no esté fuera de temporada se recogerá en la
reciente carta del profesor Hunter a los anti-conductistas en la que pregunta
"¿Quiénes son los conductistas?" (1) y exige "Una bibliografía
de este tema durante la última década". Esta exposición quizás lo
convencerá de que hay más de dos conductistas, como él supone erróneamente, y
que una controversia que está prácticamente monopolizando el espacio de algunas
publicaciones periódicas no se librará a causa de dos disidentes.
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1.- W.S. Hunter: "Una carta abierta a los
anti-conductistas". Journal of Philos., 1922, vol. XIX, p.307.
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Ya es hora de que se tomen tantas acciones como Hunter
propone implícitamente, y no solo en interés de la psicología, sino teóricamente,
al menos, en nombre de su rival también. Mi objetivo, sin embargo, no es
expositivo solo. Es principalmente para contrarrestar una tendencia que es
propensa a deformar el desarrollo de la psicología estadounidense durante
algunos años y causar su menosprecio en otras tierras. Lo que quizás se
considere un proceso tan serio como el alejamiento del estudiante de la esfera
psicológica y su iniciación en los ritos y misterios del muy prometedor pero
poco satisfactorio orden de los conductistas con su objetivismo individualista,
pseudo-simplicidad e impresionante jerga.
Los estudiantes estadounidenses seguramente tienen derecho a
recibir instrucción en psicología cuando se inscriba en un curso de ese tipo,
en lugar de tener que internarse en el atolladero de los desechos de la
fisiología y la biología. En la actualidad hay muchos miles de estudiantes
estadounidenses que no prestarían atención a los escritos psicológicos que no
hicieran amplio uso de términos tales como "patrón de reacción",
"sistema de reacción", "ajuste", "estímulo",
"respuesta" y todo el resto de la mercancía típica de los radicales
psicológicos. De esto se deduce que los libros de escritores extranjeros sobre
temas psicológicos deben ser tabú como psicología "anticuada". En
consecuencia, también se puede esperar que el cuerpo de doctrina aislado que
surge en este país sea igualmente extraño para los psicólogos en el extranjero,
de modo que en poco tiempo dejará de haber una relación psicológica entre los
Estados Unidos y otros países.
No debería desear ser tan pesimista, pero ya hay una
indicación que apunta en esa dirección, y aunque la guerra tardía es hasta
cierto punto responsable de ello, la falla se debe en gran parte a la creciente
insularidad que ha tomado la psicología Estadounidense, en los últimos años. La
recaída actual, esperemos, es solo una estímulo científico temporal. Si fuera
permanente para nosotros, sería fructífero para un puñado de personas
manifestarlo y protestar contra él. Sin embargo, el hecho de que sus oponentes
hayan sido demasiado dignos o demasiado indolentes para cortarlo de raíz ha
hecho que el movimiento sea más seguro y más atractivo para los prosélitos.
La novedad es una gran fuerza en la difusión de una
doctrina, y la aparición de la novedad que el conductismo ha estado alardeando
impartió a muchos maestros de psicología el impulso de agregar un ladrillo al
nuevo edificio. La facilidad más asombrosa con la que las teorías se descartan
hoy en día como esfuerzos constructivos puede explicarse en parte por el afán
infalible de las lecturas públicas por escuchar una nueva palabra, sin importar
cuán poco confiable pueda ser, y en parte debido al hecho de que en el dominio
intelectual, es mucho más difícil criticar inteligentemente, porque la crítica
presupone el conocimiento, que elaborar hipótesis a medias que no son
verificables y, en consecuencia, en cierta medida inmunes al escrutinio
riguroso.
Recordemos, sin embargo, que a largo plazo es más útil
exponer fallas que construir sobre una base de facultad. Fue la filosofía
destructiva de Hume lo que llevó al despertar de Kant "de su sueño dogmático"
y, además, es probable que se reconozca cada vez más a medida que pasa el
tiempo la contribución negativa de Kant a la filosofía, por ejemplo su refutación
de los diversos argumentos para la existencia de Dios, es tan importante como
su estructura positiva; porque él ha ayudado a ahorrar tiempo y conservar la
energía de muchos filósofos que todavía habrían estado persiguiendo arco iris
metafísicos tratando de probar que el alma es una sustancia simple y por lo
tanto indestructible o que la idea de Dios presupone su existencia. Una
contribución negativa más notable de mayor valor que muchos hallazgos positivos
fue la demostración celebrada por Abel, el gran matemático noruego, de que las
ecuaciones del quinto y más altos grados no pueden ser resueltas por los
procesos ordinarios en álgebra.
En este volumen no he intentado incluir todas las críticas
que se han dirigido contra el conductismo, o refutar el sistema en sus diversos
detalles. Tanto de esto ya se ha hecho que parecía suficiente meramente
referirse a estos escritos. La bibliografía contiene referencias a casi todos
los artículos y libros que tratan sobre fases especiales de la doctrina
conductista. Escribir una crítica más o menos exhaustiva del conductismo
requeriría la publicación de un trabajo voluminoso. Más bien, fue mi intención
primero dar una encuesta exhaustiva de todo el sistema conductista, luego
examinar la validez de sus principios básicos, y finalmente probar su
viabilidad en la vida práctica. He tratado de aclarar mi posición en la parte
final y en los capítulos VIII, XIII y XIV.
Si tuviera la disposición de revisar este pequeño trabajo,
debería haber moderado su tono polémico que es capaz de dar una impresión
equivocada. Es de esperar que los escritores cuyos puntos de vista he
impugnado, y la mayoría de los cuales considero personas muy capaces,
comprendan que mi disputa no es con los conductistas sino con el conductismo.
Como dice Béralde en Le Malade Imaginaire "Esto no es a los hombres a los
que le da rienda suelta, sino a lo absurdo de su atención médica". El
intento de curar al paciente matándolo es un experimento de tiempo perdido que
parece destinado a ser utilizado siempre que haya vida y un mínimo de mente.
Una pequeña porción de este libro ya apareció en forma de
artículos en varias publicaciones periódicas. El capítulo "Comportamiento
e Inteligencia" fue publicado en The Psychological Review (1922). El apéndice
sobre la relación entre inteligencia e intelecto apareció en The Journal of
Philosophy (1922), mientras que la mayor parte del capítulo titulado "La
psicología a la luz de la medicina" se publicó en The Journal of Abnormal
and Social Psychology (1922). El capítulo sobre Conductismo en las Ciencias
Sociales fue leído como un documento ante la Asociación Americana de Psicología
en la reunión de Princenton en 1921.
Estoy en deuda con el Dr. W. S. Taylor de la Universidad de
Wisconsin por sus arduos esfuerzos para leer las pruebas y llamar mi atención
sobre ciertos resbalones. En este trabajo fue asistido por el Sr. J.C. Tjaden
de la Universidad de Dakota del Sur. El Sr. H. Helson de la Universidad de
Harvard me ha impuesto una obligación adicional mediante la compilación de un índice.
A. A. Roback.
Cambridge, junio de 1922.
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Hoja de Referencias:
Texto traducido de las Pág. 7, 8, 9, 10, 11 & 12 :
Tomado del original: Roback, A. A. (1923) “Conductismo y Psicología” / “Behaviorism
and Psychology”
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Anexo 1.
a. Portada "Behaviorism and psychology / Conductismo y
psicología” (1923) A. A. Roback.
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Estimado Usuario puede descargar la OBRA ORIGINAL en nuestro
grupo:
• Walden IV (Comunidad Conductista) / Walden IV (Behaviorist
Community)
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https://www.facebook.com/groups/WaldenIV
Titulo: Behaviorism and psychology / Conductismo y psicología
Autor: Aaron Abel Roback
Año: 1923
Idioma: Inglés
OBRA ORIGINAL
Tips: En la sección “Buscar en el grupo” coloca el título del libro, autor o año y descargalo de manera gratuita, en el grupo se encuentra solo en inglés, ¡OJO! en esta publicación lo puedes disfrutar en español (Ya que es una traducción del original). Queremos agradecer a todos los lectores por el apoyo pero en especial a la Mtra Amy R. Epstein quién es Profesora de la University of North Texas agradecemos en demasía puesto que fue ella quien nos compartió el acceso a este valioso artículo. Atentamente todos los que hacemos posible Watson el Psicólogo (@JBWatsonvive) (Gajardo, D. U., Herrera, A., Luján, F. S., Reyes, J. I., Vences, I.)
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