BEHAVIORISM IN SCIENCE / CONDUCTISMO EN CIENCIA
La PSICOLOGÍA ha tomado mucho prestado y aprendido más de
las ciencias más antiguas. Ha llegado así por método, instrumento,
procedimiento y actitud hacia los problemas de investigar ese aspecto de la
naturaleza conocido como vida mental. La vida mental se considera ahora como
parte integral de la naturaleza en general, no como algo agregado o superpuesto
a la naturaleza. Este ha sido un gran avance, pero aún no todos los pensadores
se han dado cuenta del todo.
Ha habido mucho ruido tanto dentro como fuera de la psicología
sobre el término "conductismo". Aquellos a quienes se aplica el término
son ensalzados como hacedores de época en psicología o condenados como
destructores de la vida mental. A juzgar por la cantidad de discusión a favor y
en contra del conductismo, uno supondría que se trataba de algo nuevo en el
horizonte intelectual y científico. Quizás no lo sea. El conductismo es un
concepto o método ancestral. Aunque no se le llama específicamente con ese
nombre, se ha dado por sentado en todo tipo de investigaciones, incluso en las
ciencias biológicas el grupo al que pertenece la psicología ¿Por qué, entonces,
su advenimiento ha causado tal furor en la psicología o, mejor aún, por qué su
advenimiento en la psicología ha causado tanto furor?
Con frecuencia se nos recuerda que la psicología es una
ciencia joven, no muy alejada de la filosofía como padre y hay que señalar que
esta actitud con respecto al conductismo, tanto por parte de los
"creyentes" como de los "no creyentes", es un testimonio
elocuente en cuanto a su inmadurez. Esto no quiere decir que el conductismo sea
esto o aquello, sino simplemente que algunos psicólogos y otros se encuentran
todavía en un estado mental que podría etiquetarse como semi-científico o semi-filosófico
con respecto a la investigación de la vida mental. Científicamente, su
pensamiento está retrasado.
Si consideramos la historia del esfuerzo científico y la
investigación desde el comienzo de la curiosidad del hombre por el mundo y por
sí mismo, encontramos que ha estado observando el comportamiento y registrando
sus uniformidades e irregularidades. Para hacerlo inteligible, ha inventado
teorías y construido hipótesis y leyes científicas que no son ni más ni menos
que declaraciones de uniformidad en la conducta. El químico mirando un
precipitado en un tubo de ensayo, Newton con respecto a la manzana que cae, si
la historia es cierta, estaban observando el comportamiento. Así también, cada
uno en su propia esfera: el geólogo, el fisiólogo y el biólogo. Nadie dice
cosas poco halagüeñas sobre estos científicos porque estudian el comportamiento
de ciertos aspectos de la naturaleza y, por lo tanto, hasta ahora son
conductistas. ¿Por qué, entonces, el psicólogo debería incurrir en los anatemas
de varios y diversos, incluidos algunos de sus propios iguales?
El conductismo puede ser correcto o incorrecto, pero no lo
es más en psicología que en cualquier otra ciencia. La confusión surge porque
muchas veces el psicólogo y los interesados en psicología intentan ser o
intentan hacer dos cosas al mismo tiempo, con el resultado de que ninguna de
las dos se hace bien. Confunden hecho y propósito, finito e infinito,
uniformidad y teleología, ciencia y filosofía. La mayoría de los científicos
encuentran suficiente para hacer en su discplina y se contentan con observar,
registrar y explicar el comportamiento que se encuentra en su propio campo. No
es así con un número considerable de psicólogos. En cuanto al último detrás, más
allá o debajo, no deberían presumir de discutir como físicos o químicos en
tanto psicólogos. No es su campo. Algunos intentan ser filósofos además de psicólogos.
Excepto en el caso de un genio monumental, las dos actitudes no producen más
que confusión. Los psicólogos deben ser científicos primero, último y siempre,
dejando lo último a los filósofos. En el ámbito del intelecto, su función es
proporcionar perspectiva, evaluar hallazgos, correlacionar los resultados de
las diversas ciencias en una visión del mundo y también proporcionar una
interpretación sobre cuál es el significado del comportamiento de lo que
investigamos y observamos. (Si alguna vez se necesitó tal servicio, es
necesario ahora, porque el mundo sufre de indigestión científica). Esta confusión
de objetivos por parte de los psicólogos es el resultado de una separación
imperfecta de la filosofía que en realidad equivale a una inmadurez de perspectiva
y actitud.
El psicólogo es sólo un científico cuando es completamente
objetivo. Los hechos mentales son observables sólo como comportamiento del
organismo. Sin embargo, cuando alguien afirma que no hay nada más que la
respuesta del organismo, está tan equivocado como cualquier otro pseudo-filósofo.
Así es como la escuela conductista ha mostrado su juventud e inmadurez tanto
como cualquier otra escuela de psicología. La negación de la conciencia está
tan fuera de lugar como su afirmación, y el conductista es tan absurdo como
aquellos a quienes condena. El psicólogo como científico no debería hacer
ninguna de las dos cosas. Debería contentarse con dar por sentada la naturaleza
de los seres vivos e investigar su campo especial, al igual que otros científicos
dan por sentado solo sus áreas especiales. Las finales, las interpretaciones,
las unificaciones, la armonización, las últimas de todas las clases y clases
entran en el conocimiento del filósofo. Si se lleva a cabo esa división del
trabajo, entonces se le quita al psicólogo una carga autoimpuesta y encontrará
tiempo para ser solo un científico.
El conductismo, entonces, es una actitud científica común a
todo esfuerzo científico, y si el psicólogo adopta esa actitud como científico,
entonces no debería incurrir en el odio de aquellos cuyo intelecto está vivo.
Sin embargo, siempre que mezcle lo factual con lo intencional, la confusión de
pensamiento seguramente ocurrirá tanto en su propia mente como en la de los demás.
Que él, contento de ser un científico humilde, deje que otros se eleven a las
alturas filosóficas. Tan pronto como la psicología se vuelva puramente objetiva,
la persistencia de dualismo en algunas perspectivas de la psicología
desaparecerá. En la actualidad no ha llegado a esa etapa. Los psicólogos, al
ser científicos, serán mejores psicólogos, y al ser mejores psicólogos, serán
mejores científicos. Los psicólogos que quieren hacer filosofía pueden sufrir,
pero eso puede no ser una gran dificultad.
William D.
Tait
McGuill University
Montreal, Canada.
Anexo 1.
a. Portada “Behaviorism in Science / Conductismo en ciencia" (1932) por William D. Tait, en Science 29 Apr 1932: Vol. 75, Issue 1948, pp. 462-463.
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Titulo: “Behaviorism in Science / Conductismo en ciencia"
Autor: William D. Tait
Fuente: Science 29 Apr 1932: Vol. 75, Issue 1948, pp. 462-463
Año: 1932
Idioma: Inglés
OBRA ORIGINAL
En esta publicación lo puedes disfrutar en español (Ya que es una traducción del original). Queremos agradecer a todos los lectores por el apoyo pero en especial a la Mtra Amy R. Epstein quién es Profesora de la University of North Texas agradecemos en demasía puesto que fue ella quien nos compartió el acceso a este valioso artículo. Atentamente todos los que hacemos posible Watson el Psicólogo (@JBWatsonvive) Agradecemos por parte de todos los que hacemos posible Watson el Psicólogo (@JBWatsonvive) (Gajardo, D. U., Herrera, A., Luján, F. S., Méndez, F., Reyes, J. I., Vences, I.)
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